El Primer Amor
Hoy te miro y veo tus ojos, reflejan el mismo amor que desde hace diez años.
Recuerdo el primer día que pude tenerte en mis brazos, tu con un mes de nacida y yo con doce años; estabas toda asustadiza y con tus pequeños pasitos temblorosos e inseguros, tus ladridos agudos y defensivos. Luego de unos minutos te quedaste dormida en mis manos, desde ese momento de verte tan tierna, tan pequeña, con todo un mundo por delante, decidí que te cuidaría por siempre y que serías mi engreída y amada primera mascota.
Pienso en las primeras salidas a pasear sin correa, fueron imuchos intentos para mantenerte a mi lado sin distraerte (eso ví en otras personas con sus mascotas) pero no era posible, te distraías cada tres pasos con alguna cosa en el camino.
Recuerdo cada día de ansias por regresar a casa a mediodía después del colegio para poder verte y abrazarte y jugar contigo. Cuando estaba a una cuadra de la casa te escuchaba aullar, mientras me acercaba cambiaban tus aullidos por ladridos ansiosos, y al estar ya frente veía primero tu sombra junto a la puerta, unos meses después ya podías subir a los muebles y te veía por la ventana, mas adelante ya solo te parabas en dos patas y alcanzabas a apoyar tu carita sobre ella.
Han pasado tanas cosas en estos años, pero hay algunas que nunca se olvidan.
Están las situaciones de pánico que pasamos juntas, porque gracias al destino, estuve cerca para cuidarte.
Cuando nos mudamos a otra casa, en el segundo piso el balcón tenía pequeños agujeros y otros mas grandes por donde tu asomabas tu cabeza para ver a la calle. Un día regresé del colegio y no te escuché aullar, subí desesperada a buscarte y te ví tratando de sacar tu cabeza de un agujero muy pequeño en donde estabas metida. El corazón se me aceleró, corrí a apoyarte en mis piernas para que no te asfixies porque estaba un poco alto y tus patitas colgaban en el aire, estabas desesperada por salir, yo creo que no había pasado mucho tiempo del incidente. Puse la mitad de tu cuerpo sobre mis piernas, te conversaba y abrazaba para que te calmaras, la situación era desesperante, pasaron tres horas y ya no sentía mis piernas, pero no importaba, me preocupaba mas sentir tu cuerpo cada vez mas fragil y tus ojos entrecerrarse un poco, empecé a gritarte para que no te duermas, los intentos por girar tu cabeza de alguna manera para que salga fueron en vano, al sentir tu respiración mas lenta y ver tus ojos cerrarse jalé con fuerza de una vez porque no dejaría que te pase nada jamás. Salió tu cabeza y me miraste con tus ojitos llenos de lágrimas y yo con la vista nublada por las ganas de llorar que había tenido pude mirarte, abrazarte y sentir que volvía a respirar al verte bien otra vez.
Tenías una extraña manía de meter la cabeza en lugares pequeños, en esa misma casa, unos años después volviste a meter tu cabeza en las rejas de la puerta, se había roto un vidrio en ese lugar y me preocupaba que te cortaras. Fue lo mismo, llegué del colegio y asomaste tu cabeza para saludarme y no pudiste sacarla, ví el vidrio cerca de tu cuello y puse mi mano para que no te cortaras, traté de sacar tu cabeza pero era imposible, estuve un momento sosteniendote pero era muy pequeño el espacio y no soportarías mucho y mi mano ya estaba sangrando por el vidrio roto. Un señor que vivía al lado, vió mi desesperación y me dijo que lo unico que quedaba era cortar el fierro para que saques tu cabeza, era tan complicado una mano protegiendo tu cuello y con la otra tapando tus ojos para que no veas al señor porque querías morderlo por ser un desconocido, logró cortarlo y justo en ese momento llegó mi mamá y se puso a gritar por haber cortado el fierro sin pensar en lo que habíamos pasado, pero no importaba nosotras sabíamos lo felices que estábamos de que estabas bien otra vez.
Y en cuanto a tu nivel de empatía con otras personas, en realidad creo que no es la de un perro normal.
Has mordido a todos los niños de la familia y eso sucedió cuando tenías menos de un año, eso no pasa con los cachorros, todos adoran a los niños. Desde ahí comprendí que no debía acercarse nadie a ti, han sido diez años de decirle a todos "no toques al perro" y algunos han hecho caso omiso de mis primeras instrucciones al ingresar a la casa y han sido víctimas de tus mordidas y rencores.
Las pocas personas que se ganaron tu confianza, sabemos lo amorosa y cariñosa que eres, por ejemplo al Belita te adora, eres la única a quien deja entrar a su cuarto cuando vamos de visita y cuando llega a la casa corres a saludarla, abrazarla y besarla, eres la unica a la que le permite hacerlo, (no le gustan los perros), siempre que no la saludas de la manera cariñosa de siempre te dice "Acaso no vas a saludar a la abuelita" y es esa frase la que te hace poner las orejas hacia atrás y correr a saludarla con una actitud que parece decir "Ay Belita!, claro que voy a saludarte, sabes que te amo, sólo me distraje".
Y fue justo en la casa de ella que ocurrió el peor incidente de todos, era el día de la madre y fuimos a saludarla por la mañana. Estabamos conversando en la sala y tu llegaste con algo en la boca, y te pusiste a comerlo en medio de todos. Pensamos que era una galleta que te había dado mi abuelita, de esas que ella prepara y te encantan. Mi mamá le preguntó si había hecho galletitas y ella dijo que no. En los siguientes minutos dedujimos que habías comido algo con veneno.
Yo sentí que mi cara se helaba y no podía pasar la saliva por un nudo en la garganta.
Yo imaginaba que los perros comían veneno y morían en los segundos siguientes.
Te abracé y empecé a llorar y gritarte "Por qué comiste eso Lizzy!! Por qué me haces esto!! Eres una tonta!!, Ahora te vas a morir!!" mi mamá con la ternura que la caraceriza me dijo "Qué haces llorando!! dale algo para que vomite!! llorando no logras nada!! déjate de estupideces!!" me dijeron que te dé aceite, te empecé a llenar de aceite la boca, seguía llorando pensando que ya estabas débil, pero en realidad tu estabas tranquila y empezaste a tomar el aceite como si fuera agua, creo que empezó a gustarte. Una niñita que pasó por la casa y vió el alboroto, dijo que su perrita había comido veneno y en la veterinaria le pusieron una medicina y no le pasó nada, corrimos a la veterinaria que estaba cerca y yo sentía que caminabas temblorosa y zizageada por los efectos del veneno, mamá dijo luego que yo era la que caminaba llorando y no podía estabilizarme.
Jamás olvidaremos ese día de la madre que pensamos sería de celebración, nos quedamos en la casa cuidandote, la reacción que hizo la droga para detener los efectos del veneno fueron como dijo la doctora, tus pupilas dilatadas, buscando un lugar oscuro por el fastidio de la luz, tus aullidos de dolor y los sonidos de tu estómago, era desesperante el abrazarte, sobar tu pancita y hablarte despacito para intentar que duermas y no sientas tanto dolor. Después de una hora logramos que durmieras, era la hora de almuerzo y el lugar que elegiste para dormir fue debajo de la mesa y tratabamos de hacer bulla de los platos con el vidrio.
Luego de esos malos momentos superados, están los buenos momentos y esos son de todos los días, los de ir a la playa y verte nadar tomando el agua del mar al estilo de pacman y luego entrar a sacarte porque ya no puedes salir. Las de las palabras que no entiendes como los perros normal, por ejemplo lo que sucede cuando dicen "fuera" y es para espantar a los perritos, tu lo entiendes de alguna extraña manera y atacas al que te dice eso.
No podemos decir la palabra G-A-T-O (siempre lo deletreamos) porque puedes quedarte buscando por horas a algún gatito, y nunca te has llevado con ellos, es buen momento para decir Q.E.P.D. los que terminaron de la peor manera al tratar de ser tus amigos o fastidiarte colocandose en un lugar alto al que no podías alcanzar.
Y estan los momentos que pasamos tu y yo juntas, desde hace tantos años. He llegado a conocerte a la perfección, conozco tus miradas, tus ladridos, tus aulladas, y sé diferenciar cada una de ellas, y conozco tus sentimientos a la perfección, así como tu conoces los mios.
Agradezco a la vida, haberte puesto en mi vida, y has estado en los momentos en que nadie mas ha estado, has estado en los momentos mas difíciles que solo tu sabes que he pasado y has alegrado cada uno de mis dias y lo sigues haciendo de la manera mas perfecta posible.
Gracias por enseñarme lo que es el amor, y el amor mas puro que es hacia los animalitos.
Y aún asi con todo el amor que siento por tí, no creo que sea posible compenzar todo lo que tu me das.
Siempre digo que eres mi hijita, cuando hablo de ti, pero no es así completamente, es mas que eso. Eres mi complemento, parte de mi, ambas nos cuidamos, y nos amamos.
Gracias por existir y ser la compañera mas perfecta que jamás pensé tener.
Te amo Michumichu